Por Claudia Echeverría (periodista y directora de Valorar Magazine)…
La Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció oficialmente el fracaso en la aprobación del texto del Tratado Pandémico, por ahora. Pero aún subsiste un peligro “encubierto” en las enmiendas que están proponiendo para el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) con propuestas que atentan también contra la soberanía en salud de los países miembros. El peligro no solo radica en su contenido, sino que, a diferencia del Tratado Pandémico, éste requiere de la aprobación de los países miembros. En el caso de las enmiendas, la poca claridad del texto es probable que se defina a puertas cerradas por autoridades o especialistas allegados a la OMS.
Ayer, 28 de mayo, se dio a conocer el video de la última reunión de la comisión del Tratado de pandemia (INB9,) del viernes pasado, previo a la Asamblea. Este comité que buscaba la aprobación de borrador, lo vio sucumbir por tercera vez. De hecho, pretendían sancionarlo en la 77 Asamblea Mundial de la Salud.
Rolan Driece, copresidente de la comisión negociadora de la OMS, dejó entrever al cierre del encuentro, su gran desilusión, haciendo un relato de lo que fue un largo procedimiento. Y se lamentó de no poder descorchar un champagne como esperaba. Con pesar dio por finalizado el trabajo de la comisión.
Por su parte, Tedros Adhanom Ghebreyesus, como siempre, políticamente correcto, se le vio impasible y sospechosamente alegre. Agradeció el compromiso de este equipo durante dos años. Mantuvo el humor para dar a conocer sus pasos futuros frente al fracaso, aludiendo a la canción de Shakira, “Will try everything” la melodía preferida de su nieta. “La regla es continuemos tratando de hacer todo, porque el mundo necesita una Tratado de Pandemia. Porque los desafíos que causaron el impacto de la pandemia todavía existen”. “Este no es un fracaso”.
La trampa
Para algunos analistas el fracaso del Tratado de Pandemia no es otra cosa que una “cortina de humo” para distraer a los detractores de la OMS, en contra de la libertad y sacarlos del foco de lo verdaderamente importante, que son las enmiendas al Reglamento Sanitario Internacional (RSI). Los cambios serían de una envergadura insospechada nunca vista antes.
Cabe aclarar que las enmiendas no son accesorias al Tratado de Pandemia, sino que son dos temas independientes con tratamiento diferente, por lo que su caída en nada afecta a las enmiendas del (RSI).
La finalidad con que fue creado el Reglamento Sanitario Internacional en 1951 es prevenir la propagación internacional de enfermedades, proteger contra ellas, controlarlas y darle una respuesta de salud pública restringida a los riesgos para la salud pública, evitando al mismo tiempo, las interferencias innecesarias con el tránsito y el comercio internacionales. En 1961 se adoptó como Reglamento Sanitario Internacional con el fin de garantizar la máxima seguridad contra la propagación internacional de enfermedades con una interferencia mínima en el tránsito mundial.
Las Enmiendas “peligrosas” de RSI:
1.Se va a modificar el Reglamento Internacional de Salud para que todas las competencias de los gobiernos sean transferidas a la OMS en caso de una situación pandémica. Tedros Adhanom Ghebreyesus (elegido a dedo por la ONU y financiado por Bill Gates) será la autoridad única a nivel mundial y nadie podrá oponérsele. Tendrá la autoridad para declarar una emergencia de salud pública internacional con todo lo que esto significa: movilidad social, tratamientos, presupuestos, cargos, etc., sin supervisión, ni control alguno. Por dar un ejemplo, podrá vender y exigir el uso de productos farmacéuticos, como lo hicieron con la terapia génica del Covid-19, con las que tuvieron ganancias astronómicas las grandes empresas del sector farmacéutico, que son los más importantes auspiciadores de la organización.
En estas enmiendas se suprimirá la expresión “no vinculante” y todas las medidas pasarán a ser “vinculantes”. Algo que hasta ahora nunca se había hecho. La OMS históricamente solo formulaba recomendaciones. Si se suprime esta expresión todas las medidas pasarán a ser vinculantes, por lo tanto, de cumplimiento obligatorio para los países miembros. Y ningún juez podrá refutar o hacer sentencia a favor de los derechos humanos y de la violación de la vida y de la salud o que una persona pueda demandar en relación a aplicaciones, normativas o tratamientos que se puedan proponer.
Según especialistas, estas enmiendas legales no son otra cosa que una toma del control global de la salud. ¿Deben estar de acuerdo todos los Estados partes con las propuestas de enmiendas al RSI para que estas se adopten? ¿Se considera que la abstención equivale a estar de acuerdo? Esta pregunta figura en los documentos de la OMS y la respuesta dice:“La batería de propuestas de enmiendas negociadas se someterá a la consideración de la 77.ª Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2024, de conformidad con el artículo 55 del RSI. Es una práctica firmemente asentada que la Asamblea de Salud trabaje por consenso, aunque la adopción de decisiones por votación es una opción prevista en su reglamento”.
Es todo lo que dicen y no queda nada claro el tema del voto. ¿Quién vota, los miembros de la comisión, los 194 representantes de los países miembros o las autoridades y especialistas de la OMS?…
¿Qué hacer?
Frente a esta trampa o encrucijada, los especialistas sugieren que el único camino viable es que Argentina se retire de la OMS. Por ahora el actual Ministro de Salud, Mario Antonio Russo al menos se declaró en contra de la adhesión al Tratado pandémico, esperemos que siga en su cargo y que no haya un cambios justo ahora.
Hay que esperar cómo termina la asamblea en unos días y estudiar sus conclusiones y analizar qué tan necesarios y efectivos son estos organismos privados internacionales. Su creación fue en abril de 1948, tres años después de la fundación de las Naciones Unidas su principal promotor. Lo cierto es que este organismo no existió siempre y los países antes de su existencia subsistieron haciendo acuerdos de salud entre países, como se han hecho hasta ahora. Es más desde que Tedros es su director general las cosas cambiaron vertiginosamente, influenciado y/o dirigido por dos jefes. Por un lado, los monopolios farmacéuticos que comenzaron a ser donantes de la misma organización y a interferir en sus decisiones; no por el bien de la salud, sino de ellos mismos y sus arcas y por el otro, la ONU que ha sido captada por un grupo líderes hegemónicos que buscan imponer un nuevo orden mundial donde ellos decidirán la gobernanza mundial. Dos aliados de lo que parece una película de cine que lamentablemente va teniendo visos de realidad.