Por Claudia Echeverría (periodista, directora Valorar Magazine)….
Este 27 de mayo la Organización Mundial de la Salud (OMS) intentará en su 77va. Asamblea General, aprobar el Tratado Mundial de Pandemias y quedarse con el control de la salud mundial en caso de “una situación pandémica”. Lo peligroso, es que, si se aprueba, la Organización de Naciones Unidas (ONU) habrá encontrado su caballo de Troya, para imponer un modelo globalista mundial en la llamada Cumbre del Futuro, anunciada por este organismo a realizarse el 23 de septiembre de 2025.
¿Los países entregarán a la OMS su soberanía sanitaria? Esta es la pregunta del millón. Lo cierto es que es una incógnita lo que pueda pasar. La realidad es que la pandemia del Covid cambió el mundo. El encierro; la falta de libertad; la mala performance de los gobiernos en la crisis; los fake news de los medios y la velocidad de internet, cambiaron la humanidad vertiginosamente. Hoy los ciudadanos ya no creen en los organismos internacionales, ni en los políticos corruptos, ni en las élites económicas monopólicas. La gente está saliendo a la calle a dar la batalla contra todo aquello que atente contra su libertad en todos los niveles.
El plan de colonización sanitaria de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
A estas alturas, es clarísimo que la mayor prioridad de la OMS, apadrinado por la ONU, es conseguir el poder absoluto en el control de las futuras pandemias. Y nada detiene su agenda, pese a los tres años de negociaciones fallidas que ha tenido el tratado, con la oposición de países que se niegan a entregar la soberanía de un tema tan importante y específico, a una organización no democrática (nadie los eligió) y de orden privado. La que además, manejó pobremente la crisis del Covid y que en los últimos años ha sido cuestionada por su conducción interna poco clara y el desprestigio de su líder y director general, Thedros Adhanom Ghebreyesus. Un director sin formación médica, con un pasado oscuro, acusado de guiar este organismo sirviendo a intereses privados de orden económico, político e incluso ideológico, que nada tiene que ver con el ideario humanitario que profesa esta organización.
Yendo hacia atrás, el puntapié inicial del lobby pandémico comenzó en 2020 con un discurso poético, humano, imposible de oponer resistencia de Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, en noviembre de 2020 en la Cumbre de París. “Debemos crear un entorno en el que todos los científicos, los trabajadores sanitarios y los gobiernos puedan unirse por una causa común. Trabajar juntos para crear nuevas soluciones que protejan lo más valioso: nuestra salud y nuestras vidas”.
Luego en mayo de 2021 en la 74va. Asamblea Mundial la Salud, la OMS hizo el primer pronunciamiento pandémico. Ahí declaró que la pandemia de COVID-19 había sido un reto mundial y que ningún gobierno o institución podía hacer frente por sí solo a la amenaza de futuras pandemias. Curiosamente de su manejo y gestión en la crisis del Covid no hubo ninguna autocrítica. Meses después y por segunda vez, realizaron una asamblea extraordinaria donde la directiva propuso elaborar y negociar un acuerdo internacional sobre prevención, preparación y respuesta ante pandemias. En marzo de 2022, la Unión Europa dio la aprobación para iniciar estas negociaciones.
En marzo de 2023 se empezó a elaborar un proyecto preliminar, pero no tuvo buena repercusión en algunos países y se bajó el tema. Finalmente, siguiendo con su política de insistencia, se creó un comité de negociación intergubernamental (INB) de seis miembros (elegidos a dedo por la OMS) dada representación geográfica, quedando Brasil, Egipto, Japón, Países Bajos, Sudáfrica y Tailandia. Ellos fueron los encargados de elaborar el “paper” que se votará en la próxima asamblea del 27 de mayo en Ginebra.
Cabe señalar, que este organismo hizo un aceitado lobby previo a través de nueve encuentros en diferentes continentes para presiona la aceptación de este texto, que se manejó en reserva. En febrero pasado, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) convocó a los países de las Américas a una reunión en Ginebra para compartir los avances en las negociaciones y testear el apoyo. Al parecer no hubo acuerdo ya que realizaron tres encuentros más.
Los peligros del Tratado de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
- Se va a modificar el Reglamento Internacional de Salud para que todas las competencias de los gobiernos sean transferidas a la OMS en caso de una situación pandémica. Tedros Adhanom Ghebreyesus (elegido a dedo por la ONU y financiado por Bill Gates) será la autoridad única a nivel mundial y nadie podrá oponérsele. Tendrá la autoridad para declarar una alerta de acción temprana de emergencia pandémica o una emergencia de salud pública internacional con todo su alcance (movilidad social, tratamientos, presupuestos, cargos, etc.) sin supervisión, ni control alguno. Por dar un ejemplo, podrá vender y exigir el uso de productos farmacéuticos, como lo hicieron con la terapia génica del Covid-19, con las que tuvieron ganancias astronómicas las grandes empresas del sector farmacéutico, que son los más importantes auspiciadores de la organización.
- Se firmará un pacto en el que no se va a hablar de pandemia, sino de situación pandémica. Aquí fueron muy hábiles con el relato cambiando los conceptos, ya que situación pandémica significará que no hace falta que suceda una pandemia, solo basta que exista una amenaza para declarar de la situación pandémica. Y más aún este pacto incluye la emergencia climática, es decir, en caso de que se produzcan fenómenos climáticos que afecten a la población, ellos pueden declarar el estado de situación pandémica.
- Se suprimirá la expresión “no vinculante” y todas las medidas pasarán a ser “vinculantes”. Hasta ahora, la OMS solo formulaba recomendaciones. Si se suprime esta expresión todas las medidas pasarán a ser vinculantes y, por lo tanto, de cumplimiento obligatorio.
Según los especialistas, otorgarle jerarquía institucional, sus recomendaciones ya no serán tales, por lo ningún juez podrá refutar o hacer sentencia a favor de los derechos humanos y de la violación de la vida y de la salud o que una persona pueda demandar en relación a aplicaciones, normativas o tratamientos que se puedan proponer.
El gran peligro es que para aprobar este documento solo basta una mayoría simple, y si esto sucede, el nuevo Reglamento entrará en vigor, automáticamente, en junio de 2025. Y el cambio de “pandemia” a “situación pandémica” se ejecutará en noviembre del mismo año.
Síntesis del absurdo (data para pensar)
- El director de la Organización Mundial de la Salud que lideró la crisis del Covid y decide sobre la salud mundial, no es médico, sino que biólogo. Fue elegido en el cargo por la directiva de la ONU, en una terna en que los otros candidatos eran David Nabarro, PhD., propuesto por Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y Sania Nishtar, PhD. presentada por Pakistán, quien además de ser la persona con el más alto promedio en su promoción, ha recibido 16 medallas de oro en mérito.
- De los tres candidatos a la dirección Tedros Adhanom fue el único que no era médico. Esta elección llevó por primera vez a la jefatura del organismo a una persona sin formación en medicina.
- Son 194 representantes de diversos países los que votan. Ellos no fueron elegidos democráticamente y no rinden cuentas de sus actos. En gran parte son desconocidos para sus conciudadanos.
- El rol de los organismos internacionales en situaciones de crisis. La crisis del Covid dejó en evidencia que, en momentos de incertidumbre y pánico mundial, los organismos internacionales y los acuerdos de cooperación que firman no sirven de nada. En plena crisis, todos los países salieron a comprar la cura milagrosa sin importar la comunidad internacional. Países ricos no pensaron en los países pobres. La OMS solo se dedicó hacer comunicados que se contradecían. Tardó en declarar la pandemia y acusó del origen a un ratón. Permitió que se aplicaran vacunas “experimentales”, algo impensado para una política de sanidad responsable, y lamentablemente ya se están viendo los efectos adversos de esta vacunación a ciegas.
- Al final cada país resolvió la crisis según su propia realidad, posibilidad, identidad y criterio y salieron adelante. Unos mejor, otros peor, pero haciéndose cargo y siendo sus gobiernos responsables de sus decisiones y situación. En las urnas posteriormente se evaluará democráticamente su gestión, como se debe hacer en todo Estado soberano.
Argentina dirá NO al Tratado de Pandemia
En el caso de Argentina, dos diputados nacionales del partido La Libertad Avanza, afirmaron que el ministro de Salud, Mario Russo, les anunció que la Argentina “no suscribirá al tratado pandémico con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ni adherirá a ningún Convenio Internacional que implique la delegación de soberanía”.
Quienes informaron de esta decisión a los medios fueron Beltrán Benedit de Entre Ríos y Alida Ferreyra de la Ciudad de Buenos Aires. Comentaron que esta determinación les fue comunicada por el funcionario nacional durante una reunión realizada este 22 de mayo.
Con esta medida el gobierno de Javier Milei se suma a la decisión de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, que señaló que no aprobará el tratado. Hay países como China y Rusia que no aprobaron la propuesta en las negociaciones en años anteriores. Se espera mantengan su postura.
En esta decisión, se destacó el empuje y trabajo del diputado nacional de la Libertad Avanza, Beltrán Benedit, que presentó un Proyecto de Ley en el Congreso Nacional que tuvo como fin alertar a la opinión pública sobre los posibles riesgos de este tratado internacional. Además, en diversas entrevistas, el diputado destacó la importancia de preservar la autonomía sanitaria y garantizar que cualquier acuerdo no vulnere los derechos individuales de los ciudadanos. Advirtió sobre los riesgos, incluyendo la pérdida de autonomía, la afectación de la propiedad privada, las restricciones a la libertad de movilidad y otros derechos fundamentales. Su texto contó con el apoyo de más de 15 diputados y con muyos apoyo en las redes sociales.
Valor de la Nota: Informar lo que no se dice en las páginas oficiales de la Organización Mundial de la Salud ni de las Naciones Unidas. Reflexionar acerca del poder de dichas organizaciones que, si bien se crearon con fines nobles, hoy obedecen a otros intereses ligados a élites económicas farmacéuticas y a grupos de poder político de corte mesiánico y hegemónico.