Por Claudia Echeverría (Directora Valorar)….
El título es una expresión literal de lo que se está jugando Chile hoy. Dos candidatos totalmente opuestos en formas de vida , valores y proyecto de país. Comunismo o Democracia. Creo que nadie imaginó que íbamos a llegar a esta situación y con estos candidatos. Apostaría a que ni ellos mismos pensaron en ser los protagonistas.
La grieta chilena
La última encuesta calificada como “seria”, realizada por Atlasintel entre el 14 y 16 de diciembre que confirmó esta dicotomía a voces. En la muestra aleatoria participaron 2218 encuestados a quiénes se les preguntó ¿Por quién votará usted en segunda vuelta? El resultado fue: Gabriel Boric 48.4 % y Kast 48.5.
El resultado no sorprende ya que la grieta se está multiplicando no solo en Chile sino en toda América del Sur. Ya lo vivimos en Argentina desde la llegada del Kirchnerismo, luego en las elecciones de Perú y ahora en Chile.
Pero a diferencia de Argentina y Perú , lo que muestran esta y otras encuestas parecidas, es que la grieta chilena es una grieta social atípica, que no está determinada por el enfrentamiento entre los sectores ricos y pobres (riqueza versus pobreza) sino que el voto de los candidatos es horizontal. Es decir, a ambos los votan porciones muy parecidas de la clase baja, media y alta y en todos los grupos etarios. En esta encuesta se tomó a porción de votantes de 18 años a 65, con variada formación educativa y con ingresos familiares que van desde los 400 mil pesos a los 2 millones de pesos.
Este dato revela que el conflicto es un fenómeno mucho profundo que lo tradicionalmente económico. Y que el conflicto ya no es entre clases sino al interior de cada clase social enfrentando a padres con hijos, familia, amigos y compañeros de trabajo.
En la primera vuelta una porción importante de las provincias más humildes de Chile votaron a Kast, algo que no era tan claro en elecciones pasadas. Se cree que esto se dio porque este sector es el que ha sufrido como nadie el tema de la violencia, la delincuencia y el flagelo de la droga, especialmente en el sur del país. Y ellos vieron en el actuar de Kast a un líder capaz de poner orden y paz en el país. Luego están los sectores más tradicionales, padres, y abuelos de familia con valores cristianos que históricamente votan hacia a la centro derecha.
Por su parte a Gabriel Boric lo apoyaron una porción importante de jóvenes de entre 18 y 20 años que no habían nacido cuando estuvo el Gobierno Comunista de Salvador Allende que incendió el país. Ellos crecieron sin falta de papel higiénico y sin tener que comer salchichón chino. Sus padres no les hablaron del pasado y ellos no les interesó saber ya que la llegada de la internet y las redes sociales les quemó la cabeza. En definitiva un grupo que se lleva por las modas e influencers, y que valora más la astucia que el mérito.
Otro sector que apoya a Boric es el de los jóvenes de 30 a 35 años para arriba empresarios o emprendedores, que se cansaron del modelo de vida tradicional de sus propios padres y abrazaron las ideas progresistas fundadas en la ideología de género y la libertad e individualismo por sobre todo.Y que exige cada vez más derechos legales y menos deberes.
En definitiva dos modelos de país imposibles de conciliar política, humana y generacionalmente, sino llega al sillón de la Moneda un Presidente con carácter, experiencia y cintura. Un presidente que se además flexible con capacidad para gobernar escuchando a todos y no solo a sus partidarios. Y con el don de acercar posturas que hoy son extremas. Es decir un desafío “monumental” para cualquier candidato y mucho más para Kast y Boric que se ubican en los extremos. En fin una panorama muy difícil en el cual la mitad menos 1 de los chilenos que pierda va a vivir en el descontento sino se logra conciliar a ambos lados de la grieta.
Que puedo decir una Elección Presidencial 2021 con incertidumbre y angustia y con una resultado en el que nadie gana y Chile pierde si no elige a un Mandatario que no se sienta imprescindible, pero que haga “gestos imprescindibles” para terminar con la grieta, como demandó hace unos días en el Congreso Argentino el Senador Esteban Bullrich.