El Carlos Menem que conocí  (Editorial)

Por Claudia Echeverría (Directora Valorar Magazine)

Siendo Corresponsal de prensa chilena en Argentina, de revista COSAS, por más de 20 años, tuve la oportunidad de conocer y compartir con el ex Presidente  Carlos Menem y, si lo tengo que definir, podría decir que fue uno de los hombres más empáticos y carismáticos que he conocido y entrevistado en mi vida.

(Empatía: intención de comprender los sentimientos y emociones, intentando experimentar de forma objetiva y racional lo que siente otro individuo. Carisma: real capacidad para atraer o fascinar a su entorno)

Llegué a vivir a Buenos Aires en los 80 en pleno  apogeo de la era menemista. Una Argentina pujante, que se abría nuevamente al mundo, volviéndose ultraliberal. Podías viajar al exterior y/o comprar cualquier producto de marca extranjera, algo que se  había perdido en los años de gobierno militar. Con Menem, llegó Walmart (1995) y Falabella(1993), se abrieron los casinos y las calles se plagaron de autos de marcas europeas y americanas, reemplazando al Peugeot 505 que era el modelo top del momento.

El excéntrico presidente argentino que llegó al poder como caudillo populista y gobernó como capitalista” tituló  acertadamente el portal en español de la BBC de Londres. Menem nos guste o no, entendió lo que la sociedad demandaba y puso en práctica un esquema de gobierno que situó a la Argentina nuevamente  en el “primer mundo”,  trayendo lo bueno; inversiones, avances tecnológicos y modernidad. Pero también lo malo; el flagelo de la corrupción, no solo en la política sino en el mundo empresarial,  que se diseminó como una plaga en los años posteriores,  sin poderse erradicar aún de Argentina.

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Otra cualidad fue su carisma. La prensa más farandulera se enamoró de la imagen y personalidad de Menem. Carlos, le abrió a los periodistas las puertas de la Quinta Presidencial, mostrando incluso su propia habitación en los reportajes. Menem fue un Presidente que no solo salía en los diarios, sino también en la portadas de revista como Gente y Caras.

En lo personal, siempre me cayó simpático. De hecho,  me sorprendió su capacidad para recordar los detalles más íntimos de las personas. Recuerdo que estaba embarazada de mi 2do hijo cuando tuve un encuentro con él, me preguntó por el sexo del bebe y le tuve que responder que queríamos saberlo en el parto. Año después, en una concurrida conferencia de prensa, me vio, se acercó y me preguntó si había sido hombre o mujer ,a lo que le respondí sorprendida por su memoria.

En otra oportunidad, en una gran conferencia de prensa Internacional, por una Cumbre Latinoamericana de Presidentes realizada en Buenos Aires, estábamos todos los periodistas luchando por preguntar. El llamó al silencio y dijo que por su apretada agenda solo iba a responder dos preguntas; una para CNN y la otra para revista Cosas de Chile. Todos los periodistas lo abucharon,  ya que hábilmente escogió responder  las preguntas de las únicas mujeres que había en la conferencia. Todo un caballero.

Sin duda, era un personaje fascinante. Podía estar rodeado de miles de personas, pero tenía  una enorme capacidad para mirarte y hacerte sentir que tenía toda su atención puesta en ti y que comprendía lo que le estabas contando. Eso lo caracterizó no solo en su vida pública sino también en el ámbito privado.

Cuando se casó con Cecilia Bolocco, el hecho, obviamente, fue un festín para revista COSAS, por lo que no nos perdíamos evento. Se armó un equipo especial de periodistas que viajamos a Anillaco para cubrir su casamiento. Se sumó, además desde Estados Unidos, Manuel Santelices, corresponsal en Nueva York, Carolina Honorato de Chile y el excelente fotógrafo argentino  Gabriel Piko, para que cubriéramos el evento.

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Y nuestra cobertura fue épica. Los medios argentinos reconocieron eso y levantaron información desde nuestra revista.  Obviamente teníamos el plus de ser el medio preferido de la novia, por lo que podíamos acceder donde otros no. Pero lo que vi personalmente en todos estos seguimientos fue que era un hombre  observador y bastante rápido, no se les escapaba detalle de su agenda política ni de su vida privada. Con Cecilia tenían un química innegable, se entendían y se los veía felices, aunque muchos lo duden hasta el día de hoy.

Son muchos los colegas periodistas que tuvieron alguna anécdota con Menem.  Por esto mismo, me sorprendió el distanciamiento que supuestamente tuvo con su hijo Máximo, su hijo con Bolocco,  con quien habría tenido muy poca relación. Incluso cuando Máximo estuvo gravemente enfermo con un tumor en el cerebro, solo lo visitó una vez. Me llamó la atención también el acercamiento que tuvo últimamente con su  primera mujer, Zulema, a la cual entrevisté.  Ella estaba muy enojada con Menem años atrás por la muerte de Carlitos Junior, hijo de ambos fallecido, pero se reconciliaron en el atardecer de sus vidas y  ella lo cuidó hasta su último día junto a su hija Zulemita.

Por mi parte, solo puedo agregar que reconozco y felicito la coherencia que tuvo en la  defensa de la vida del más vulnerable. Fue él quien instauró el 25 de marzo de 1999, siendo Presidente, el “Día del niño por nacer”.  En 2018 votó como senador en contra del aborto y  en el debate de fines de 2020, estaba decidido a votar nuevamente contra el aborto,  pero el deterioro de salud, justo días antes de la votación lo puso en un coma inducido que no le permitió votar. Pudo ser un gran gesto de despedida que no fue, pero igualmente se llevó a su lecho de muerte el respeto de los argentinos pro vidas, que no son pocos.

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