Vamos a sincerarnos: es muy difícil no utilizar el celular mientras estamos al volante. Con la relativamente reciente irrupción de los teléfonos inteligentes en nuestras vidas, la amenaza cuando estamos manejando ya no consiste solamente en atender un llamado telefónico o mandar un SMS. Eso era sencillo de evitar. Ahora tenemos que resistirnos a leer ese correo electrónico que tanto estábamos esperando, a ver qué me respondió por wapp la persona con la que me tengo que encontrar o a hacer la búsqueda en Maps del lugar exacto adonde estoy yendo para saber cómo llegar. Ni hablar si tenemos cargadas aplicaciones relativas al estado del tránsito.
La realidad es que la utilización de los celulares durante la conducción de vehículos no solo genera desconcierto a nivel personal, sino que despierta preocupación a nivel mundial.
Ahora bien, planteado el enorme desafío es obligación de cada uno frenar la vorágine diaria y meditar sobre ciertos hábitos para cambiarlos, si fueran necesarios, o generar nuevos más sanos.
Para empezar, es importante saber que los accidentes de tránsito son la principal causa externa de muertes (es decir, muertes no provocadas por enfermedades) en nuestro país, según el informe 2014 de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) del Ministerio de Salud de la Nación. A su vez, el 88% de los accidentes es producido por el factor humano, dejando solamente el 10% de responsabilidad a factores relacionados con el entorno y el 2% al vehículo, según el informe del Centro de Experimentación y Seguridad Vial (CESVI). Dentro de las fallas humanas más comunes se encuentran la invasión de carril y la distracción, que provocan el 56% de este tipo de accidentes. Ambas están directamente relacionadas con la utilización de celulares al volante.
Tanto es así que según el “Estudio sobre hábitos y cultura vial” realizado por el Observatorio de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en Argentina el uso del celular es el factor de distracción más común entre conductores de autos y camionetas, junto con fumar.
Cuando el conductor se distrae se ven afectados la percepción que tiene del entorno, su capacidad para tomar decisiones y su desempeño en la conducción. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), quienes utilizan el celular mientras manejan tienen casi cuatro veces más probabilidades de verse envueltos en un accidente que quienes no lo utilizan (Nota descriptiva, mayo de 2016). Este análisis incluye el uso de celulares mediante sistemas de manos libres.
Ya en 2011, la OMS alertó, en un amplio estudio sobre la creciente incidencia de los celulares como factor de distracción durante el manejo. En dicho estudio, se hace un repaso de las legislaciones generadas por diferentes países y se llega a la conclusión de que si bien no hay un criterio unificado ni ideal con relación a si conviene prohibir total o parcialmente el uso de celulares, sí hay una creciente tendencia a no prohibir su uso totalmente sino que punir únicamente cuando se lo utiliza sin sistemas de manos libres (mediante conexión bluetooth o de activación por voz). Esto no es debido a que haya estudios fehacientes que demuestren que disminuye la peligrosidad, sino solo ante la dificultad de detectar infracciones cuando se utilizan estos sistemas.
De hecho, por el contrario, según diferentes investigaciones, utilizar teléfonos con manos libres durante el manejo presenta efectos negativos similares a cuando se lo usa sin manos libres, ya que si bien se logra disminuir la distracción física, no se reduce la distracción cognitiva. Incluso, lo que preocupa en estos casos es el mensaje contradictorio que se genera al no punir algo que es similarmente peligroso, lo que puede transmitir una falsa sensación de seguridad a los conductores.
NEBULOSA NACIONAL
En Argentina, esa situación confusa se traduce en que cierta parte de la población tiene cada vez más acceso a autos con tecnología incorporada para utilizar celulares mediante sistemas de manos libres cuando, en realidad, está prohibida totalmente la utilización del celular mientras se está al volante.
La Ley de Tránsito y Seguridad Vial (26.363) en el artículo 3 establece como falta grave la “conducción de vehículos utilizando auriculares y/o sistemas de comunicación manual continua y/o pantallas (…) o similares en el habitáculo del conductor”. En la misma línea el sistema de puntos, creado por el Decreto 437/11, estipula la penalización con multa y cinco puntos negativos en la licencia de conducir a todo aquel que maneje bajo dichas circunstancias. El problema es que la ley nacional es de 2008 y el decreto, de 2011. Los teléfonos inteligentes se masificaron con posterioridad a la ley para complicar, en este punto, el panorama. Es claro, entonces, que urge estudiar este aspecto en profundidad para encarar una revisión y generación de leyes más específicas, adaptadas a la nueva realidad.
Ante la objetiva dificultad de punir a los conductores que utilizan su celular con manos libres, la ANSV apuesta fuertemente al trabajo de sensibilización de la población, para generar iniciativas en conjunto con las autoridades locales de tránsito, en todo el país. En palabras de la agencia, “la concientización de la sociedad es fundamental, para que todos entendamos que las conductas imprudentes en el tránsito pueden ser letales”.
Es imposible presentar aquí una lista de consejos sobre cómo hacer para conciliar celular y volante sin caer en una apología del delito. Dejamos librado este punto al criterio de cada uno. Nos contentamos con generar una revisión personal de los actuales hábitos y hacer un llamado a la conciencia. Quizás el mejor consejo, aunque más difícil de implementar, sea el que expresa la normativa impuesta a los conductores de autotransporte de pasajeros en la provincia de Buenos Aires, que en pocas palabras dice: apagar los celulares y colocarlos en un sitio especialmente elegido, fuera de nuestro alcance cuando estamos al volante. En fin, ¡suerte en el desafío!
Picky Juliano