Por Claudia Echeverría, periodista y Dtora de Valorar Magazine
Alguien tiene que decirlo… es agotador leer tantos comentarios “exagerados” en las redes a favor y en contra de la película “Barbie”. Para algunos, el mensaje es un ataque a la familia y la maternidad y para otros, es la reivindicación del sexo femenino largamente vapuleado por los hombres. Lo único objetivo es que es una película definitivamente para adultos.
En mi humilde opinión, el tema es mucho más simple, la película es una sátira ficción de principio a fin sobre un tema real que es la lucha de los sexos, de las que ha habido muchas en la industria cinematográfica, no más que eso. Y si bien tiene momentos disruptivos o ridículos, es algo esperable en este género.
Lo que muestra la cinta es una crítica social a ambos sexos. Las “Barbies” y a los “Kens” luchan por el poder en este tiempo actual sobrecargado de susceptibilidad. Lo que me parece mal son estos influencers de redes sociales y medios que imponen interpretaciones antojadizas y radicalizadas perdiendo totalmente la objetividad, un preciado don que se ha desaparecido de una sociedad con tanta grieta. Todo es blanco o negro.
Fui a ver “Barbie” porque pertenezco a la generación que jugó con ellas y tuve curiosidad acerca del tema. Tuve muchas Barbies y un solo Ken. Tuve la casa con ascensor y el auto rosa. Verla me hizo viajar a una época muy linda de mi niñez, donde jugué a ser la Barbie mamá, la ejecutiva, la patinadora, la periodista y la playera y no recuerdo cuantas más…
Siendo honesta la película si me gustó, me divirtió y me dejó una linda sensación al salir del cine. El guión es claramente una sátira ficción con todo lo burdo y exagerado que tiene. La producción es espectacular, la música, el vestuario, las escenografías y bailes son muy logrados y la “graciosa” química entre los actores Ryan Gosling y Margot Robbie traspasa la pantalla. No es para mí, una cinta que merezca un Oscar ni mucho menos, pero rescato el mensaje positivo que hay detrás de tanto color rosa.
Viniendo de Hollywood fui con prejuicios, me esperaba una perorata progresista y enormes cuotas de feminismo radical, pero me encontré con un discurso directo y claro de lo importante que es reconocerse en la identidad como hombre y mujer y, a su vez, valorar el rol del otro como complementario y no dependiente uno del otro. Es un claro llamado a terminar con las batallas del sexo y ser lo que cada uno es, respetándose.
Puedo pecar de ingenua, pero no puedo negar mi esencia positiva y prefiero eso, a recibir comentarios destructivos de personas que no la han visto y han sido influenciados por estos opinólogos de internet. Y como periodista intento ser objetiva.
Les comparto algunas de mis interpretaciones sobre escenas que sustentan mi opinión:
1.La primera escena de la película el debate se plantea, cuando se ve en un paraje lunar a un grupo de niñas, destrozando sus muñecas de porcelana para dar paso a la llegada de esta super muñeca en traje de baño.
Para algunos esta escena fue un espanto, al punto de interpretar la acción como un rechazo brutal a la maternidad. Yo vi en esa escena una forma de enojo a lo limitados que eran los derechos de las mujeres cuando Barbie salió al mercado en en 1959.
Ruth Handler, creadora de Barbie, era una mujer casada con hijos y dueña de Mattel, la clásica fábrica de juguetes. Dicen que se inspiró en su muñeca cuando escuchó a su hija Bárbara hablando con amigas acerca del futuro y posibilidades que tendrían cuando fueran adultas. En esos días, Ruth también mantenía una lucha contra el sistema ya que no podía ni tener un hipoteca a su nombre, solo los hombre podían lograrlo.
Lo cierto es que esa época, la única muñeca que existía era la muñeca bebé, por tanto, el único juego era ser mamá. A partir de la aparición de la primera “Barbie “(la del traje baño) las chicas pudieron acceder a jugar a ser mujeres adultas y soñar con su futuro sin necesariamente olvidarse de la maternidad.
En lo que se refiere al físico de “Barbie” nunca fue tema para mi generación y no recuerdo haber querido tener su cuerpo, pero los tiempos han cambiado y para las generaciones actuales, su físico espigado se ha transformado en casi un demanda criminal contra las mujeres.
- La segunda escena es la conversación en la cual Ken le dice llorando a Barbie, que en Barbieland, él prácticamente no existe. Su único rol o razón de ser es ser su novio, por eso no tiene casa, ni auto. Todo es Barbie, lo cual no es justo.
La rebelión de los Kens, se debe a que Ken descubre que los hombres tienen poder en el mundo real. Barbie, sorprendida, reconoce que jamás se había dado cuenta y le pide sinceras disculpas y lo impulsa a relucir su potencial. (Reconozco que como consumidora de “Barbie” nunca le di mucha atención a Ken y me acabo de dar cuenta del maltrato que sufrió mi Ken en la niñez.)
- Una de los personas que hace el rol de una madre laburante en el mundo real, enumera el listado “deber ser” que tienen las mujeres en la sociedad actual, que es devastador. Pienso que aquí el llamado es a las mujeres es a aceptarse con debilidades y defectos.
- Aparecen muchas “Barbie” que representan a las mujeres en su conjunto: la embarazada, la gorda, la hippie, la Presidenta de la nación, la deportista, representando la diversidad de roles posibles.
- La familia es un tema recurrente que se trata positivamente. Es uno de los pilares de la historia y en la relación distante entre una madre y su hija que se muestra y lo que les ocurre, les ayuda a conectar y comprenderse generacionalmente.
Dato: Existe una escena en la que aparece una anciana sentada en la parada del colectivo (parecida a una de Forrest Gump) donde Margot Robbie, la actriz que encarna a Barbie, la mira y le dice: “linda”. Esa anciana es Bárbara Handler, la hija de Ruth Handler, a quien le llamaban cariñosamente “Barbie”. Una escena homenajeando a la mujer que abrió el camino a muchas otras.
No tengo duda que los cambios culturales en toda época han generado fricciones que pueden llegar hasta las salas, pero no le demos tanta vuelta. Mirala sin prejuicios, ni ideas preconcebidas, más que mal, el arte es subjetivo y somos seres libres y quiero creer que seguimos siendo pensantes, por eso nadie puede imponerte qué pensar sobre ella.